Papel de la Farmacia Comunitaria en el Cáncer   El cierre del 2021, y el inicio del 2022, personalmente no han sido los mejores. Un pa...

Papel de la Farmacia Comunitaria en el Cáncer

 


Papel de la Farmacia Comunitaria en el Cáncer

 

El cierre del 2021, y el inicio del 2022, personalmente no han sido los mejores. Un par de sucesos en mi entorno más cercano han movido las bases de lo que mi vida ha venido siendo, y lo curioso que ese par de sucesos tienen un factor común…el Cáncer.

 


Según los últimos datos de la Sociedad Española de Oncología Medica (SEOM), en España, el cáncer es una de las principales causas de morbi-mortalidad. El número de cánceres diagnosticados en España en el año 2021 se estima en 276.239 nuevos casos. Sin embargo, la realidad puede ser ligeramente diferente ya que esta estimación no incluye el posible efecto de la pandemia del COVID-19.

 

No se trata de que por el COVID haya habido más o menos casos de cáncer, pero si, que por ejemplo los programas de cribado de cáncer colorrectal y de mama que suelen hacerse periódicamente, se vieron afectados a raíz de la pandemia, por lo que seguramente el número de casos diagnosticados sea menor.


 



El top tres (3) de los cánceres más frecuentemente diagnosticados en España en 2021 fueron los de colon y recto con 43.581 nuevos casos, el de próstata con 35.764 y el de mama con 33.375 casos. Seguidos en orden por pulmón, vejiga urinaria, linfomas no hodgkinianos, oral/faringe, páncreas, estómago, riñón, útero, e hígado. Precisamente dos (2) del top tres, son los que han estado rondando en mi entorno más cercano.


 



El pasado 11 de enero, mi abuelo a quien solía llamarle “meu Vello” (mi viejo en gallego) fallecía a los casi 90 años, tras pasar décadas de una lucha interminable con el Cáncer de próstata, que con los años hizo metástasis en hueso, haciéndole pasar malos ratos.

 

Por otra parte, el pasado 28 de diciembre entraba a quirófano mi suegra tras ser diagnosticada con un cáncer de colon, el cual luego de ser extraído y analizada la biopsia se determinó que se trataba de un cáncer en etapa III, el cual se ha propagado a los ganglios linfáticos adyacentes, pero no a otras partes de su cuerpo, por lo que a partir de las semanas próximas deberá continuar con quimioterapia tanto oral como venosa, para erradicar así el cáncer.

 

Ante este par de sucesos que me tocan de cerca, veo la necesidad de hablar sobre el papel que puede y debe jugar de la Farmacia Comunitaria en el ámbito oncológico. Lo primero que se debe destacar, es la importancia de una adecuada formación y la especialización del farmacéutico y de todo el equipo de la Farmacia en temas de oncología, que les permita desarrollar un papel protagónico en el que se apoye al paciente, desde la detección precoz, como en el seguimiento farmacoterapéutico, el asesoramiento y la participación social a través de campañas públicas contra el cáncer.


 



En relación a la dispensación, sabemos que las diferentes quimioterapias y tratamientos antineoplásicos son dispensados desde la Farmacia Hospitalaria. Con la llegada de la pandemia hemos visto como el personal hospitalario ha tenido que incluso trasladarse hasta el domicilio del paciente oncológico, evitando así que este fuera hasta el centro hospitalario.

 




Y esta labor es loable y soy de los primeros que aplauden estos esfuerzos, pero también soy de los que piensan que se está desaprovechando una red de más de 22.000 Farmacias Comunitarias en todo el país que ya se encuentran cerca del paciente y que permitirían no solo abaratar costes, sino tener un mejor acercamiento y control del paciente oncológico. (Si solo si, el farmacéutico comunitario y su equipo estuviesen formados en este tipo de tratamientos).

 

Mi abuelo estaba en un pueblo de no más de 10 habitantes, ubicado en la mitad de un bosque gallego, en la que el hospital más cercano se encuentra a más de 30 minutos, mientras que su farmacia más cercana está a tan solo 4 minutos. Antes de quedar en paliativos, mi abuelo tenía que ver como bajar al hospital por su tratamiento, porque el servicio a domicilio hasta donde él estaba, no era posible. Seguramente su farmacia comunitaria hubiese sido una mejor opción para él.

 

Mi suegra empezará su quimioterapia el próximo 9 de febrero y aunque se encuentra en la ciudad, durante los próximos tres meses tendrá que coger el bus para ir periódicamente hasta el hospital para que le dispensen su tratamiento (al menos que vuelvan las restricciones por el COVID), teniendo una Farmacia a tan solo 20 metros de la entrada de su casa.

 




Como digo…se está desaprovechando una gran red de Farmacias comunitarias, las cuales con una correcta formación pudiesen atender y hacerle seguimiento cercano al paciente oncológico.

 

Sabemos que la dispensación del tratamiento oncológico escapa de la Farmacia Comunitaria, pero no por ello nuestra labor como comunitarios ha terminado, ya que existen otras labores que son de vital, como bien puede ser el participar activamente desde la Farmacia en los programas de detección precoz de cáncer, así como el desarrollar formatos de educación sanitaria para pacientes oncológicos, en los que empoderemos al paciente de conocimientos que le permitan conocer y manejar su enfermedad. Incluso un paciente empoderado bien pudiese convertirse en un aliado de la Farmacia dando talleres a de concientización de la enfermedad.


 



El número de pacientes oncológicos aumenta cada año, y la farmacia comunitaria debe posicionarse como una aliada clave en esta batalla, pero recuerden, para ello es clave una correcta formación.

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