Inteligencia emocional en las Ventas de Farmacia
La relación que tenemos los farmacéuticos o técnicos con
el paciente en la farmacia, está influenciada en gran medida del estado
emocional tanto de ellos como de nosotros. Por esta razón es clave tener
control sobre las emociones (lo que llaman inteligencia emocional),
permitiéndonos potenciar la relación y con ello controlar el proceso comercial
de venta.
Tal vez mientras lees estas líneas estés pensando que un
proceso de ventas está controlado por la razón y no por las emociones. Si
piensas eso, me atrevo a asegurarte de que te equivocas, ya que las personas
somos seres emocionales, y las emociones bien controladas serán más fuertes que
la razón, siendo capaces de guiar al paciente en su proceso de compra. No con
esto quiero decir que la razón no tenga un papel importante, de hecho, sí lo
tiene porque decidimos en base a lo emocional, y justificamos dicha decisión en
base a lo racional.
La inteligencia emocional de la que hago mención es la
capacidad que debemos desarrollar para lograr identificar, comprender, expresar
y manejar las emociones de la mejor manera posible, no solo de nosotros mismos,
sino incluso de la persona que se encuentra frente a nosotros en el mostrador
de la Farmacia. Esto nos permitirá desempeñar la acción deseada y alcanzar nuestro
objetivo.
Cuando María, Lola, Teo o Don Julio entran a la Farmacia
buscando un producto pensando que es una decisión racional, resulta que
realmente la decisión de compra estará invadida de sus propias emociones, y el
hecho de que el Farmacéutico o el Técnico comprendan y logren interpretar dichas
emociones, les permitirá ayudarle a gestionarlas de manera adecuada, cerrando
una venta de manera positiva.
Para comprender e interpretar las emociones, se deben
desarrollar cinco competencias. Y esto no lo he inventado yo, sino que ya lo
dijo Daniel Goleman (psicólogo, periodista y escritor estadounidense),
reconocido mundialmente desde la publicación de su libro “Emotional
Intelligence” en 1995, popularizando así el concepto de inteligencia emocional y
erigiéndose como uno de los mayores expertos en el tema.
Estas cinco competencias son:
Autoconciencia: Nos permite detectar y comprender
las emociones propias y su impacto en el estado emocional del paciente.
Autorregulación: Nos ayuda a controlar nuestros
sentimientos e impulsos adaptándonos emocionalmente a situaciones cambiantes.
Socialización: Nos permitirá establecer relaciones con
el paciente a través de la persuasión y/o la negociación.
Empatía: Es la habilidad de responder de
forma adecuada a las emociones que transmite el paciente al momento de percibirlas.
Motivación: Es el entusiasmo y la energía que se
tiene al afrontar o completar cualquier acción específica.
Un farmacéutico o técnico que domine estas cinco
competencias será capaz de alcanzar un rendimiento comercial más alto, tal como
quedó demostrado en un estudio realizado a 40 empresas principales de Estados Unidos
con mayor número de ventas, en la que los vendedores con inteligencia emocional
alta obtuvieron un 50% más de éxito frente a aquellos con una inteligencia
emocional media-baja, ya que el desempeño de
estos vendedores demostraba una conexión emocional tan fuerte que les permitía construir
relaciones sólidas y con ello, conocer las necesidades emocionales de sus
clientes.
Es importante que entendamos que esta
inteligencia emocional a la que he estado haciendo referencia no es genética,
ni viene innata al momento de graduarnos de Farmacéuticos, sino que debemos ir
adquiriéndola, desarrollándola y mejorándola con la práctica.
En lo personal, he ido desenvolviendo poco a
poco cada una de estas competencias, unas las llevo mejor que otras, e incluso
algunas las desarrollé gracias a mis antiguas experiencias como visitador
médico/comercial, porque muchos de los laboratorios farmacéuticos para los que
trabajé (Farma, Merck, Behrens, etc…) incorporaban la inteligencia emocional
como capacitación a los equipos de venta, entendiendo que la integración de
estas habilidades constituye una ventaja competitiva, que permite mejorar las
perspectivas y el mejor manejo con los clientes.
Aquello que entendieron los grandes
laboratorios hace ya varios años, ahora lo deben entender las Farmacias y
boticas, porque las ventas en una Farmacia ya no son ni por casualidad iguales
que hace 10, 15, 20 o 50 años.
Hoy en día vemos que el paciente interactúa
con la Farmacia de manera totalmente distinta, porque se enfrenta a un mercado
saturado de oportunidades, al internet, la inmediatez, las RRSS, innumerables
ofertas, etc… despertando las emociones del paciente, tanto así que las
Farmacias que han evolucionado ya no venden productos y servicios, sino
experiencias y soluciones que despiertan y captan las emociones de sus pacientes.
Así que, querido lector… si aún piensas
que María, Lola, Teo
o Don Julio tomaban sus decisiones de compra por un tema racional, piensa que
tal vez tu competencia ha entendido la importancia de las emociones, y
probablemente esos pacientes que pensabas que eran fieles a ti, te dejen de
visitar, porque consiguieron en otra Farmacia las experiencias y soluciones que
sus emociones estaban buscando.
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